10 feb 2012

Mi primera vez

Tras pasar por diferentes empresas, diferentes mosqueos y abundantes marrones en la cárnica Coñitel me puse a buscar otro curro y me encontré, o alguien me encontró a mí, haciendo una entrevista para el actual puesto en el que me encuentro. Desde ese momento empecé a plantearme el porqué de mi existencia en este mundo.

La entrevista fue durísima, solo me preguntaron una cosa, “sabes hacerte el nudo de la corbata”… aturdido por tamaña pregunta respondí negativamente pero complementándolo con un “pero soy un experto en macramé y también en punto de cruz.”, continuó un fogoso intercambio entre mi futura jefa y mi futuro gerente, de regalitos, insultos y ósculos varios y me condujeron amable y fugazmente a la salida, momento en el que pude ver a mis posibles futuros compañeros de labranza. Me parecieron buena gente, impecable, seria, trabajadora, positiva, bien colocaditos cada uno en su cubículo como si de robots se trataran, con inquietudes y sueños… Qué menos puedo esperar después de haber recibido la más exquisita educación posible en una de las mejores universidades del mundo, la universidad de la calle, además licenciado en el barrio vallecano honoris causa… no pintaba nada mal el ambiente… craso error!!!

Inexplicablemente me contrataron y quedé con mi nuevo gerente, GHP*, para que me llevase de la manita el primer día… pero el día antes me abandonó a mi suerte, supongo que por algún motivo más importante, reunión directiva, problema familiar, zumbarse a la secretaria… nunca lo supe. Así que me planté en la puerta de mis nuevas oficinas 10 minutos antes de lo acordado, mamá me educó en el bien y siempre me recordó que no era bueno hacer esperar a nadie. Entro. Garita de seguridad. Me piden amablemente que me identifique, me piden la documentación, que me desnude, me cachean, me tocan, me gusta. Tras asegurarse que no suponía ninguna amenaza para las joyas de la corona almacenadas en aquellas instalaciones me indican que puedo pasar superando así la primera prueba ¡yujuuuu!, ¡alegriaaaa!, puedo avanzar y pienso: vamos a por la siguiente!!!. Retrocedo hasta los vigilantes. Pregunto: amables y bellas personas, ¿podría bajar a recogerme del suelo Calvorota? ¿Es mi primer día aquí y no quiero perderme por los laberinticos espacios que me aguardan. Caras serias. El tiempo se detiene. El vigilante sin apartar la mirada de mi, descuelga velozmente un teléfono, marca, habla, no oigo, cuelga. Pausa. Pausa laaaaaaaaaaarga. “Calvorota no ha llegado aún”. “Gracias” le espeto en la cara, le esperaré aquí fuera” finalizo la conversación
Espero. Hace frío. Llueve. Me cago en alguien. Sigo esperando… al cabo de un buen rato un personajillo aparece frente a mí, aún no entiendo de donde ha salido, me comunica con una sonrisa de oreja a oreja, dejándome ver sus múltiples caries, que es de mi empresa y que he de acompañarle, será el encargado de acomodarme. “Gracias”, le respondo con cierta desconfianza, mamá me dijo que nunca me fuera con extraños.

Entro en la sala que recuerdo del día de la entrevista. Miro a mi alrededor. El alrededor me mira a mí, ¿Qué ocurre?, ¿Qué miran?, ¿Tengo monos en la cara?, ¿Un moco?, ¿Mirarán el tamaño descomunal de mi pene?. Mientras me hacia estas preguntas ya me habían presentado a dos o tres personas, a los que de manera inconsciente saludé, a Pepe le estreché la mano, a Juan le dí 2 besos, cogí confianza, a Marcos le di un morreo con lengua, a María le intenté dar un muerdo en el cuello pero me hizo la cobra… nunca entendí bien cómo funcionaba esto del protocolo social. Me aburrí de dar besos, de dar manos, de dar pieses, de limpiarme las manos… inexplicablemente encontré alguna mierda y otro tipo de sustancias en la mano tras algunos apretones. Después de las presentaciones me encontré en mi cubículo, intentando recordar los nombres de los compañeros que me habían presentado. ¿Cómo se llamaba la morena de ojos azules?, ¿María?, ¿Mónica?, ¿Manolo?. No importa, con el tiempo los iré conociendo a todos.

Y sí, con el tiempo les fui conociendo a todos más profundamente, cuanto más profundo, más asco me produce seguir aquí y más ganas de irme de este antro tengo.  Tengo la suerte de codearme con un grupo de gente que es más digna del reparto de la mejor película de Ozores, Pajares y Esteso. Después de 3 años sigo sin comprender como en tan poco espacio puede haber tanto gilipollas. ¿Dónde trabajo? No sé ni cómo explicarlo… en una ¿guardería?…  ¿un manicomio?... ¿en el puticlub la teta enroscada?...

*NdE: GHP = Gerente Hijo de Perra

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